lunes, 9 de abril de 2012

LEILA GUERRIERO

Foto: Diego Sampere

“Resístanse al deseo de olvidar. Pasen por las historias sin hacerles daño, sin hacerse daño. Sean suaves como un ala, igual de peligrosos”
Fragmento de Arbitraria. Revista El Malpensante
Mayo de 2011

"NO HAY NADA TAN MAJESTUOSO Y EMBRIAGADOR COMO LA MEMORIA" LEILA GUERRIERO

Por Laura Quiceno Soto

Leila Guerriero es curiosa. Ha transformado las historias de Homero Alsina y el Equipo Argentino de Antropología forense en crónicas fascinantes basada sólo en el registro riguroso de testimonios, hechos e imágenes para dibujar con palabras la realidad. 

Espera las respuestas del entrevistado con prudencia, sabe que los silencios, los quiebres en la voz y las citas postergadas hacen parte de su trabajo.  

Leila estará en la Vigésima quinta edición de la Feria del libro de Bogotá con otros grandes del Periodimo Narrativo como Gay Talese. Ha sido premiada por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano por su crónica “El Rastro en los huesos” publicada por la Revista Gatopardo en el 2010. 

La conocí por su libro de Crónicas, Frutos extraños. El relato Lazos de sangre sobre la apropiación de hijos de desaparecidos por militares argentinos es una de la crónicas con la que los amantes del periodismo narrativo podrán hacer click. “La gloriosa lujuria de la duda” y la curiosidad son el hilo conductor de su obra.

 Laura: En tu libro Frutos extraños. Crónicas reunidas 2001-2008 de la editorial Aguilar presentas algunos personajes y momentos históricos de América Latina. ¿Cuál es el hilo conductor de todas las crónicas? 

Leila: Creo que no hay un hilo conductor en cuanto a la temática. Siento, más bien, que son personas o grupos de personas cuyas historias, vidas, acciones, leyendas, mitomanías, arrojos, decisiones extravagantes, profesiones y formas de ejercerlas tensaron una cuerda fuerte de interés en mí.   

Laura: ¿Llevas una libreta de apuntes, “un cuaderno rojo” para escribir lo que ves en la calle?

Leila: Nunca salgo con semejante cosa a la calle. Llevo una libreta de apuntes cuando estoy trabajando, en la que tomo nota de los detalles que después sé que no podré recordar, pero no salgo a pasear por mi barrio con una libreta de apuntes bajo el brazo. Si alguna idea para un texto o una columna me asaltan lejos de casa, como suele suceder cuando estoy de viaje o andando en auto, la anoto en cualquier papel y la meto en el bolso. No necesito más que eso. 

Laura: ¿Qué tan importantes son los viajes, lo itinerante para la vida de un escritor?

Leila: Yo siempre quise tener una vida viajera y a veces, ahora, recuerdo aquella máxima que dice que hay que tener cuidado con lo que se tiene porque se puede obtener. Me gusta mucho viajar, pero eso puede interferir un poco con la vida de alguien que escribe, y que necesita hacerlo en silencio, soledad y rodeado de su biblioteca. Sea como fuere, no creo que los viajes sean importantes para la vida de un escritor. Hay casos de grandes escritores que nunca salieron de su ciudad. Creo que, en todo caso, los viajes son importantes en la vida de un escritor que los considera importantes.

Hay muy buenos periodistas y escritores, altamente fóbicos, que viajan una vez cada tres años y cada vez escriben mejor.

 Laura: ¿A tus 25 años que te interesaba contar… escribir? ¿Qué te interesa ahora? 

Leila: A veces me sorprende encontrar, en mis archivos, sumarios -así es como nosotros les llamamos a las propuestas que presentamos a los editores- de cuando empecé a trabajar en esto y encontrar allí, con variaciones, algunas cosas que todavía me interesan. De todos modos, creo que ahora estoy, a fuerza de haberlos contado mucho, un poco alejada de los universos más marginales.  

Laura: ¿Qué periódicos y revistas del mundo te gustan?

Leila: Ahora es cuando debo decir "The New Yorker", ¿verdad? Como sea, el suplemento Radar, del diario Página/12; El país, de España; The Guardian; El Malpensante, SoHo, Gatopardo.  

Laura: Lees columnas de opinión ¿sigues a un escritor en particular cada domingo en su columna?

Leila: Soy muy mala "seguidora": puedo apasionarme un jueves por una serie televisiva y olvidarme después, durante cinco sucesivos jueves, de que me había apasionado tanto. Quiero decir que no ejerzo esas cosas con fanatismo y que, aunque leo las columnas de Javier Marías en EL País Semanal cada domingo, y las fotos comentadas de Juanjo Millás, no siento que los "siga". Siento que los leo, más bien.

Laura: “1000 palabras por día es un buen promedio para un escritor” Robert Mckee, guionista para cine. ¿Cuál es tu promedio?

Leila: Nunca las conté, pero mil palabras me parece poco, ¿no? Claro que no hablo de mil palabras corregidas y listas para publicar, pero aún así: me parece poco.
  
Laura: ¿Los blogs, las revistas virtuales que tan efectivos son para la difusión de una obra?

Leila: Por supuesto. Lo que importa no es la plataforma, sino el contenido.

Laura:   ¿Qué has aprendido a leer en los rostros de las personas? 

Leila: Muchas cosas, que imagino que están al alcance de cualquiera que tenga un poco de percepción o de sensibilidad, pero la más aterradora es la de ver cómo repentinamente un rostro se cierra o se blinda porque hemos dicho la palabra equivocada en el momento equivocado. Por suerte, sucede poco.

Laura: Por último, ¿Qué te resistes a olvidar? 

Leila: Si fuera por mí, yo no olvidaría nada, jamás. Yo quiero recordarlo todo, siempre. Lo bueno, lo malo y lo peor. No hay nada tan majestuoso y tan embriagador como la memoria.

Crónica recomendada “El Rastro en los Huesos” Premio FNPI 2011
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