Primera escena: karen intenta llorar en un bus, segunda escena: Karen sube una calle de la Candelaria con una maleta, tercera escena...A veces la curiosidad es saciada totalmente cuando ves una película, otras veces los giros narrativos te sorprenden pero no te dejan totalmente satisfecho.
La película colombiana Karen llora en un bus del director Gabriel Rojas intenta narrar desde una perspectiva femenina. La Teta asustada de Claudia Llosa (sobrina del Nobel) y el Silencio de Lorna de Jean Pierre Dardenne son peliculas dirigidas con el lado femenino y se caracterizan por tener un rostro suave, indefenso con el que el espectador pueda explorar todas las facetas de la vulnerabilidad.
Angela Carrizoza, la actriz principal cumple con esas caracteristicas. "Parece que no actuara" decía la señora del lado, todo un merito para un actor que lleva a cuestas el peso de la historia.
Oscuridad-luz, luz-oscuridad, la protagonista lentamente se va transformando, estampados y colores gris remplazan al recurrente gris. Su sonrisa nos va ilusionando.
En las escenas de bares siempre suena un tango, generando un ambiente melancolico que el director usa sin llevarnos al extremo de un ataque lacrimoso en la sala de cine. Muchos diálogos no son creíbles, sin embargo, la historia va llevando un curso natural, sin cambios forzados que replanteen el hilo de la historia.
Las ciudades son fuente de historias, pero las mujeres, con sus luchas íntimas, su vulnerabilidad (diferente a debilidad) es un mundo que la literatura, la música y el cine no deja de explorar.
Mujer, ciudad, ese es el tema de karen llora en un bus, o no, mujer-intimidad. Casi siempre lo más cercano es lo que se vuelve más universal. No los megarelatos ostentosos de heroes.
A....y Karen no estaba llorando en el bus, ahí estaba actuando.
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